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SINUSITIS, DESCODIFICACIÓN BIOLÓGICA: IRRITACIÓN, RECHAZO Y ANHELO DE SEPARACIÓN

By 14/03/2017abril 27th, 2020No Comments

Por Jesús Casla

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Hipnosis Clínica Reparadora     Terapia Regresiva     Descodificación Transgeneracional

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Se entiende por sinusitis la inflamación del revestimiento de la mucosa de la nariz y de los orificios paranasales, ya sea conjunta o separadamente, por la presencia de bacterias, virus u hongos, o también debido a la presencia de un cuadro alérgico. Los signos más evidentes de la sinusitis son la obstrucción y las secreciones nasales líquidas transparentes o rinorrea. De hecho, la sinusitis comúnmente es denominada rinosinusitis. La inflamación de las vías respiratorias altas provoca obstrucción de la cavidad sinusal, pérdida de drenaje de los senos paranasales y acumulación de las secreciones.

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Sinusitis: conflicto emocional de irritación y separación con peligro

Sinusitis: conflicto emocional de irritación y separación con peligro

Otras manifestaciones asociadas a la sinusitis son los trastornos olfativos, así como estornudos reiterados, escozor y ojos llorosos, episodios de tos, fiebre, sensación de cansancio y decaimiento general, molestias en la garganta, dolor dentario por infección en las encías, halitosis, cefaleas e incluso molestias en los oídos. En la fase activa, o inicial, de esta enfermedad se producen ulceraciones indoloras en la mucosa. Sin embargo, resulta más apreciable después, cuando se presenta la inflamatoria de la mucosa con supuración y derrames serosos que dan lugar a los trastornos previamente referidos.

Según sea su duración, podemos clasificar la sinusitis como:

  • Aguda: si sus efectos se manifiestan por un plazo inferior a cuatro semanas. Suele presentarse asociada a una infección del tracto respiratorio superior, usualmente de origen vírico.
  • Subaguda: cuando la infección está presente entre cuatro y doce semanas.
  • Se considera crónica si la enfermedad permanece durante más de doce semanas. En estos casos se presenta una inflamación persistente de los senos paranasales con o sin pólipos nasales. Normalmente, los cuadros de sinusitis crónica se achacan a alergias y factores ambientales como el polvo y la contaminación, así como a la presencia de bacterias u hongos. La rinitis vasomotora también puede dar lugar a la sinusitis crónica.

Para realizar una adecuada descodificación biológica de la sinusitis y, por tanto, acceder al conflicto emocional oculto que la provoca y sostiene, es preciso tener en cuenta el sentido biológico de los órganos y tejidos implicados. Desde un punto de vista biológico, los problemas de salud que afectan a la nariz hacen referencia al reconocimiento que uno tiene de sí mismo; pero también evidencian dificultades para respirar y, por tanto, para sentir, valorar y discernir la vida con claridad y sosiego. En esas situaciones es común que la persona esté optando inconscientemente por aislarse o alejarse de su entorno o bloquear sus sentimientos para no sufrir o para evadirse del malestar que le genera la presencia de otra u otras personas próximas. En cualquier caso, el temor siempre está presente como activador del síntoma.

Los senos paranasales y la mucosa nasal se pueden ver afectados cuando la presencia de alguien o algo que está en nuestro entorno habitual nos causa irritación y malestar. A veces puede ser la mera sospecha de que algo no está bien o podría llegar a resultar problemático, relacionado con alguien que está próximo a nosotros. Intuiciones que generan incertidumbre, quizá sin saber muy bien por qué. Puede tratarse de relaciones familiares, afectivas o laborales. No se trata, por tanto, de presencias esporádicas sino continuadas y obviamente impuestas o insalvables.

Con la sinusitis, los senos paranasales se obstruyen y dejan de cumplir su función, impidiéndonos respirar con normalidad y olfatear con claridad lo que nos rodea. De manera que la persona que sufre esta enfermedad debe preguntarse qué cosas o a qué personas  necesita alejar o expulsar de su vida para poder respirar y fluir nuevamente con normalidad. Porque la obstrucción lleva a la persona a sentirse literalmente congestionada. El abotargamiento acaba sumiendo a la persona con sinusitis en un clima de irritación y negatividad, sin la frescura necesaria para interpretar con serenidad qué es lo que le irrita y, por supuesto, sin la claridad necesaria para gestionar esas situaciones. Nuestra capacidad para discernir las cosas se ve disminuida.  El mal aliento que comúnmente se presenta con la sinusitis evidencia precisamente cómo esa obstrucción nos lleva a una cierta impotencia para analizar y actuar, dejando que nuestros pensamientos permanezcan en la boca, donde fermentan porque no encontramos el modo de expresarlos de forma decidida. Esto tiene el inconveniente añadido de que tarde o temprano la persona con sinusitis puede interiorizar un sentimiento de agravio e injusticia por esa especia de bloqueo que le ata.

En un sentido estrictamente emocional, detrás de la sinusitis siempre hay situaciones que la persona vive con miedo. Temor a lo que pueda deparar la relación que se tiene o se puede llegar a tener con otra persona que sentimos como intrusa, que invade nuestro hábitat y nos molesta. Se intuye una amenaza que probablemente aún no es patente; pero, en esa espera, la persona cae presa de la angustia porque el peligro, aunque latente, aún no es manifiesto. Lo que angustia es precisamente la proximidad de algo o alguien que intuimos como peligroso sin tener la certeza de que esa sospecha sea cierta o esté realmente fundada. Se genera a nuestro alrededor una atmósfera extraña y amenazante de la que inconscientemente rechazamos nutrirnos, por eso se obstruyen nuestros senos paranasales. Paradójicamente, esa obstrucción acrecienta el problema porque nos impide poder olfatear, calibrar y analizar en detalle el peligro potencial que sólo atisbamos.

La estructura ósea de la cabeza cuenta con una serie de cavidades, los senos faciales o senos nasales, que permiten aligerar su peso. Además, estos senos cumplen varias funciones. Por un lado, son una especie de caja de resonancia que permite tanto la audición como la localización de la procedencia de los sonidos. Por otro, calientan y filtran el aire que respiramos antes de que llegue a los pulmones. Estas cavidades óseas son cuatro y están situadas a ambos lados de la nariz y en la parte superior de los ojos. Dependiendo de cuál o cuáles se vean afectadas por la sinusitis evidencian distintas circunstancias emocionales como origen del conflicto:

  • Sinus esfenoidal: en el hueso esfenoides. Cierra la fosa nasal por su parte posterior. La sinusitis que afecta al sinus esfenoidal evidencia conflictos de peligro y miedo, con matices de irritación, cólera y agresividad.
  • Sinus etmoidal: situado en la raíz de la nariz y en las fases internas de las órbitas. Representa situaciones en las que la persona se desvaloriza o no se siente a la altura ya sea en el seno de la familia o en su ámbito profesional.
  • Sinus frontal: en el hueso frontal. Habitualmente expresa conflictos referidos a situaciones futuras, sobre los proyectos y caminos que aparecen en nuestro horizonte; los pensamientos de la persona sobre el porvenir. También hace referencia a escenarios de peligro ante los cuales no atisbamos la posible manera de resguardarnos.
  • Sinus maxilar: se encuentra en el hueso maxilar superior. La persona se debate en una encrucijada. Presa de la angustia y la indecisión, no sabe si agredir o defenderse del peligro que presiente. Sin embargo, no pasa a la acción mientras siente que el tiempo transcurre en su contra.

La persona que sufre sinusitis vive inmersa en un clima de temor, presagiando situaciones de peligro potencial de las que sólo tiene la sospecha; intuiciones que dan lugar a la incertidumbre por ese peligro que, a pesar de mostrarse sólo como una posibilidad, es suficiente para generar angustia y rechazo. Es así como se surge el anhelo de alejar o alejarse de esas circunstancias o personas asociadas al temor; anhelo de expulsión que manifestamos biológicamente a través del estornudo reiterado. La sinusitis debe llevar a la persona afectada a estudiar su entorno y a las  personas y situaciones que forman parte de él para enfocar las circunstancias que le irritan y le generan rechazo. Sólo así podrá llegar a la conclusión de qué o quién le genera rechazo y temor. Tomar conciencia de ello le permitirá afrontar esos escenarios de forma distinta, con la capacidad de pasar a la acción habiendo comprendido los mensajes que su inconsciente le está haciendo llegar a través de su biología.

* Jesús Casla es autor de los libros: