BioNeuroEmoción BioDescodificación Descodificación Biológica
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La celulitis es mucho más común entre mujeres que entre hombres. Se calcula que aproximadamente entre el 85 % y el 98 % de las mujeres presentan después de la pubertad algún grado de celulitis. Es más habitual en las mujeres por un factor hormonal, ya que la progesterona y el estrógeno (hormonas femeninas) favorecen la retención de líquidos y la acumulación y distribución irregular de las toxinas y de las grasas en nalgas, piernas, abdomen y espalda.
Tipos de celulitis
Celulitis compacta o dura: La piel ofrece una apariencia endurecida y granulosa, pudiendo llegar a ser incluso dolorosa. Debido a la fuerte presión que genera este tipo de celulitis, es frecuente que aparezcan estrías en la piel. Se localiza principalmente en la cara externa de los muslos y en la cara interna de las rodillas. Se distingue muy bien porque es difícil de pellizcar. Produce alteraciones de temperatura que causan sensaciones de calor o frío en las zonas afectadas. Se da principalmente en mujeres jóvenes de estructura física fuerte. Este tipo de celulitis es la peor porque resulta muy complicado su tratamiento y su eliminación
Celulitis blanca o flácida: Es la más común, la que presenta esa típica apariencia de piel de naranja. Las zonas afectadas muestran una apariencia gelatinosa y flácida. Se localiza principalmente en muslos, glúteos, abdomen, espalda y brazos. A diferencia de la celulitis dura, ésta no resulta dolorosa. Se presenta normalmente a partir de los 40 años en mujeres de hábitos sedentarios o que han sufrido cambios bruscos de peso por dietas o enfermedades. En ocasiones, la celulitis blanda provoca una molesta sensación de pesadez.
Celulitis edematosa: Aparece, sobre todo, en mujeres jóvenes. Puede llegar a ser dolorosa. Se presenta sobre todo en las piernas, que aparecen visiblemente hinchadas tanto por retención de líquidos como por insuficiencia venosa. Afecta también a muslos, rodillas y pantorrillas. La celulitis edematosa es la menos frecuente y también la más fácil de tratar y de controlar.
Fases de evolución de la celulitis
Si observamos el grado de desarrollo de la celulitis, consideramos cuatro fases de evolución:
Celulitis inicial: Se manifiesta en la juventud. En esta fase, la piel es todavía lisa, pero ya comienza a presentar ligeros hinchazones por la retención de líquidos. Comienzan a observarse síntomas como: pesadez de piernas, una progresiva pérdida de elasticidad en la piel y apariencia de mayor espesor al tacto en las zonas afectadas. En esta fase, la celulitis resulta fácilmente reversible.
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Celulitis visible: En esta fase, la celulitis es claramente identificable en las piernas. La sangre circula de forma incorrecta. Se observa una mayor dilatación vascular y sale suero desde los capilares hacia el tejido subcutáneo. A los síntomas de la fase inicial se suma ahora el dolor a la palpación en las zonas afectadas. Aparecen estrías y várices. Hay una tendencia a la obesidad. En esta fase, la celulitis aún puede ser reversible.
Celulitis muy visible: Esta es la fase, sin duda, más odiosa. La característica «piel de naranja» hace su aparición de forma evidente. El metabolismo celular se altera y se forman micronódulos. La piel adquiere un tacto áspero, seco y frío. Comienzan a observarse varices superficiales y profundas. Hay una pérdida de sensibilidad. Normalmente, esta fase se corresponde con el período pre-menopáusico. La reversibilidad es difícil y requiere tiempo y tratamientos exhaustivos.
Celulitis patológica: En esta fase, la celulitis presenta ya un cuadro patológico. La piel cobra una apariencia acolchada y adquiere un tono azulado; se vuelve dura y fría al tacto. La unión de los micronódulos aparecidos en la fase anterior forma ahora macronódulos. Se corresponde, normalmente, con el período post-menopáusico. En esta fase de evolución, la celulitis no es reversible y la medicina clásica recomienda como única solución la liposucción (extracción quirúrgica del exceso de grasa).
BioNeuroEmoción y Celulitis
Estamos acostumbrados a escuchar que la prevención o el tratamiento anticelulítico debe consistir en una correcta combinación de dieta alimenticia equilibrada y ejercicio físico regular, como correr o subir y bajar escaleras. Por supuesto, estos hábitos son siempre saludables y recomendables; pero, como veremos, no previenen la aparición de la celulitis ni garantizan su desaparición al no atacar el síntoma desde su raíz. Ni siquiera soluciones quirúrgicas como la liposucción resuelven de forma definitiva esta afección. A menudo, la acumulación de grasa acaba apareciendo tarde o temprano. Por qué? Dónde está, por tanto, la clave para prevenir la aparición de la celulitis o para lograr su desaparición?
El trabajo de un terapeuta de BioNeuroEmoción – BioDescodificación parte del hecho de que los síntomas o enfermedades son un mensaje de nuestro inconsciente sobre la existencia de uno o varios conflictos emocionales no cerrados ni adecuadamente “digeridos”. El inconsciente expresa a través de nuestro cuerpo los conflictos emocionales inconscientes activos; conflictos o situaciones que nos han generado traumas, miedos, estrés y dolor. Muchas veces los creemos olvidados o superados; pero no es así porque nuestro inconsciente los archiva como medida de supervivencia para que podamos seguir viviendo sin caer en el colapso. La exposición a circunstancias emocionales similares a aquellas en las que tuvo lugar el trauma original hará que nuestro inconsciente nos avise y ponga en marcha nuestra biología para avisarnos –en forma de síntoma o enfermedad- de que el conflicto emocional sigue activo.
Como hemos visto, la celulitis es mucho más habitual entre las mujeres que entre los hombres, sobre todo por razones sociales y culturales. En las sociedades modernas, se otorga demasiada importancia al aspecto estético. Desde la adolescencia, la mujer presta una mayor atención que el hombre a su aspecto físico para obtener la silueta perfecta según la moda o las normas sociales. En las personas con celulitis es muy común la existencia de una desvalorización estética respecto a una parte del propio cuerpo. Se trata de un conflicto de silueta localizado en el que la persona se reafirma cada vez que se mira al espejo. Esa desvalorización estética casi siempre tiene su origen en situaciones del pasado que fueron vividas como agravio o humillación. La respuesta biológica es aumentar de tamaño para aparentar fortaleza y seguridad, si bien, al mismo tiempo y paradójicamente, uno mismo odia su propio aspecto al mirarse al espejo. Así, el conflicto de silueta genera desvalorización, pesimismo y baja autoestima.
La aparición de la celulitis responde también a situaciones y conflictos de cólera acumulada y de autocastigo. La persona afectada soporta y observa con ansiedad diversos aspectos de sí misma y de su vida; alberga emociones reprimidas y mantiene resentimientos sobre episodios del pasado.
Otras veces, la celulitis pone en evidencia situaciones y vivencias de miedo al abandono o al rechazo vividas en el pasado, principalmente durante la lactancia o la infancia. La persona rechaza contemplar esa parte de su niñez o de su juventud que asocia con la experiencia traumatizante. En la naturaleza, el recién nacido permanece pegado a su madre por seguridad. Cuando nos sentimos abandonados (real o simbólicamente) estamos indefensos y nos invade la sensación de estar en peligro. La muerte y el peligro acechan por lo que la persona (biológica e instintivamente) tiende a generar reservas alimenticias y a almacenar grasas porque no sabe cuándo volverá a comer. Asimismo, la sensación de abandono y de peligro hará que se cierren los conductos renales para retener agua en el interior del organismo, indispensable para sobrevivir.
La celulitis afecta a personas que se contienen, que no confían en sí mismas y se preocupan demasiado por la opinión de los demás sobre su aspecto físico. Personas, por tanto, influenciables que limitan la expresión de su creatividad, ocultando las emociones en su interior para que los demás no se percaten de ello.
En terapia de BioNeuroEmoción – BioDescodificación, se analizan todos los aspectos y matices relacionados con la celulitis para encontrar la emoción oculta que ha generado el conflicto. Se trata de hacer consciente lo inconsciente para obtener la adecuada descodificación biológica y, por ende, la imprescindible toma de conciencia.
Se presta siempre una especial atención a las memorias transgeneracionales del clan y al Proyecto Sentido porque normalmente el conflicto original programante tuvo lugar en situaciones y conflictos vividos por los antepasados o por los padres de la persona que presenta celulitis; conflictos transgeneracionales no cerrados que se transmiten de generación en generación hasta que un miembro del clan toma conciencia y se sana a sí mismo y sana al resto del clan. Sólo a partir de esa toma de conciencia el terapeuta podrá ayudar a la persona a librarse de la celulitis llevando a cabo un cambio de creencias y desactivando los programas inconscientes heredados.
* Jesús Casla es autor de los libros: