Por Jesús Casla
BioNeuroEmoción BioDescodificación Descodificación Biológica
Hipnosis Clínica Reparadora Terapia Regresiva Descodificación Transgeneracional
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La candidiasis, también llamada candidosis, moniliasis u oidiomicosis, es una infección provocada por la proliferación de hongos o levaduras del género candida, entre las cuales la más común es la candida albicans.
La sintomatología de la mayor parte de los casos de candidiasis se limita a infecciones superficiales localizadas en la piel o membranas mucosas, enrojecimiento, picazón y malestar. Las candidiasis más habituales se localizan en la boca, los genitales (vaginitis y pene), la laringe, el aparato digestivo y la vejiga urinaria. También es frecuente en niños, sobre todo de tres a nueve años de edad, normalmente en forma de manchas blancas alrededor de la boca. En casos menos habituales, la candidiasis implica infecciones sistémicas, conocidas como candidemias, casi siempre en personas que padecen enfermedades severas como cáncer y SIDA o receptores de trasplantes.
Esta enfermedad pueda manifestarse tanto en hombres como en mujeres, si bien en ellas es más frecuente. De hecho, se calcula que en los países desarrollados aproximadamente el 75% de las mujeres sufren esta afección en algún momento de su vida.
Las candidas siempre están presentes en el cuerpo humano, particularmente en la piel; pero determinadas situaciones y circunstancias facilitan su proliferación anormal, abonando así el terreno para la aparición de candidiasis. Algunas irregularidades hormonales y fisiológicas, el embarazo, el uso de anticonceptivos orales, la diabetes mellitas, el uso de antibióticos antibacteriales, las dietas ricas en carbohidratos simples, los tratamientos de fertilidad, la mononucleosis infecciosa, los tratamientos contra el cáncer, el uso de esteroides y el estrés son factores de riesgo que predisponen a sufrir esta infección. Además, el 15% de las personas que presentan un debilitamiento del sistema inmunitario acaban desarrollando esta enfermedad.
El tratamiento que habitualmente ofrece la medicina occidental para los casos de candidiasis se basa en la corrección de los factores propiciadores observados, la determinación del tipo concreto de infección candidiásica y el empleo de fármacos (fungicidas). En cualquier caso, se trata de tratamientos médico – farmacológicos sólo paliativos que alivian y pueden llegar a reducir la candidiasis; pero no garantizan que ésta remita o desaparezca de forma completa y definitiva.
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La medicina desdeña el origen emocional de las enfermedades. Se centra únicamente en el aspecto físico sin prestar atención a los aspectos emocionales y biológicos. Ahí radica precisamente la base fundamental de la BioDescodificación – BioNeuroEmoción a la hora de afrontar la resolución de cualquier dolencia o enfermedad. Todo síntoma es la respuesta biológica a conflictos emocionales que la persona ha vivido y vive – ha sufrido y sufre sin haberlos podido gestionar satisfactoriamente. La BioDescodificación – BioNeuroEmoción, por tanto, persigue y proporciona a la persona el conocimiento y la comprensión del sentido biológico de su enfermedad, el “para qué” de ese aviso de nuestro inconsciente al que llamados enfermedad.
La candidiasis expresa siempre conflictos emocionales ocultos que permanecen archivados en nuestro inconsciente y que están relacionados, de forma genérica, con historias de frustración sexual. Situaciones en las que la persona ha deseado un contacto sexual que no ha obtenido o si lo ha obtenido, no ha resultado como esperaba. Es decir, relaciones sexuales que no fructifican como se desea; contacto sexual frustrante. También situaciones de haberse sentido sexualmente rebajado o abusado. Como respuesta biológica ante esas situaciones, la candidiasis supone una respuesta: una barrera, una protección física y sexual, ya que la irritación impide hacer el amor. Por ende, la candidiasis aparece sobre todo en personas que acumulan mucha frustración y rabia en sus relaciones, personas que exigen y se exigen demasiado en sus relaciones; pero que también viven con desconfianza.
La rabia y la ira –inconscientes- son siempre las emociones que subyacen en los conflictos ocultos que dan lugar a la candidiasis. Conflictos que se viven con enfado interior, con irritabilidad y con un fastidio profundo. Al fin y al cabo, como vemos, la candidiasis es la materialización de un conflicto que la persona afectada no sólo no asume sino que, además, rehúye buscar una solución.
Candidiasis bucal
Unas veces, se manifiesta en forma de placas blanquecinas en la lengua, en la cara interna de las mejillas, en las amígdalas, el paladar y las encías. Otras, en forma de fisuras y enrojecimiento en la comisura de los labios. Este tipo de candidiasis expresa principalmente conflictos relacionados con el destete (prematuro o repentino) y pérdida inesperada de contacto con el protector (normalmente la madre) o con la pareja.
Biológicamente, los problemas en la boca siempre evidencian un rechazo a “digerir”, asumir o aceptar ideas nuevas. Frecuentemente, se trata de situaciones sobrevenidas rápida e inesperadamente, ante las que no nos damos el tiempo necesario para poder analizar y sopesar todos los aspectos y opciones que surgen.
Los problemas bucales también aparecen por la existencia de pensamientos tóxicos que acumulamos y reprimimos. Generalmente son palabras que hemos escuchado y nos han molestado o herido. O palabras que nos hubiera agradado escuchar; pero que nunca fueron dichas. Es bueno y aconsejable, por tanto, tomar conciencia de eso que reprimimos y permitirnos expresar las cosas.
Candidiasis genital
La candidiasis genital es mucho más común en mujeres que en hombres. En el caso de las mujeres, la candidiasis localizada en la vagina o en la vulva suele provocar picazón grave, sensación de ardor e irritación. Durante el acto sexual puede llegar a provocar dolor. En el caso de los hombres, la candidiasis del pene suele aparecer por mantener relaciones sexuales con una persona infectada, por debilitamiento del sistema inmune, por la presencia de diabetes o por la toma de antibióticos. Cuando afecta a los genitales masculinos, aparecen manchas o llagas rojas cerca de la cabeza del pene o en el prepucio, además de picazón severa o una persistente sensación de ardor y escozor.
La candidiasis genital siempre pone de manifiesto conflictos de miedo, culpabilidad, vergüenza, desconfianza e ira en relación a la propia sexualidad. En definitiva, la candidiasis genital pone de manifiesto cómo vive y siente la persona su sexualidad y su relación de pareja; cómo ha interiorizado y “digerido” situaciones, expresiones y emociones relacionadas con conflictos personales pasados.
La persona que sufre candidiasis debe tomar conciencia del conflicto que alberga, preguntándose qué es lo que tanto le irrita en relación con su sexualidad, qué conflicto rehúye y qué es lo que no quiere ver o reconocer. Son personas que, ante todo, deben respetarse porque detrás hay siempre situaciones y sentimientos de fragilidad, de inseguridad. El primer paso es no dejarse invadir por gestos y palabras lesivas procedentes de los demás, para, a continuación, reconocer su propia fuerza y su capacidad de autoafirmación.
Además del sentido biológico que hemos visto que entraña la candidiasis, durante el trabajo terapéutico de BioNeuroEmoción – BioDescodificación se analizan y se tienen muy en cuenta los detalles referidos por la propia persona que sirven para encontrar la emoción oculta que ha generado la enfermedad. En otras palabras: sacar a la luz lo oculto, hacer consciente el conflicto inconsciente para alcanzar la toma de conciencia e iniciar el camino de la desprogramación, de la sanación.
Es fundamental prestar atención tanto al Proyecto Sentido como al Transgeneracional porque en la mayoría de los casos el conflicto programante de la candidiasis tiene su origen en circunstancias conflictuales padecidas por algún ancestro o por los padres durante la etapa uterina y la primera infancia (hasta los 3 años) del enfermo. La candidiasis suele ser la manifestación de conflictos transgeneracionales no gestionados adecuadamente en su momento, motivo por el que han venido transmitiéndose de generación en generación a la espera de que un miembro del clan tome conciencia y se sane a sí mismo y sane al resto del árbol genealógico. Es imprescindible realizar el estudio del transgeneracional para establecer las lealtades invisibles y las líneas de afinidad entre miembros del clan que repiten y heredan conflictos y programas inconscientes activos. Sólo así, a partir de la toma de conciencia, el terapeuta podrá ayudar a la persona a obtener la curación mediante el cambio de creencias y la desactivación de los conflictos inconscientes.
* Jesús Casla es autor de los libros: