HERPES Y BIONEUROEMOCIÓN
El herpes (virus herpes simples), también conocidos como calenturas o herpes febril es una enfermedad infecciosa identificable por la aparición de pequeñas y dolorosas ampollas o vesículas transparentes rodeadas de una aureola roja. Habitualmente estas ampollas se localizan en la cara, los labios, la boca, las encías y también en los genitales.
Una vez que ha hecho acto de presencia, el herpes permanece siempre activo –principalmente en los tejidos nerviosos de la cara-, apareciendo y desapareciendo periódicamente con las referidas calenturas. Además, se debe tener presente que el herpes se propaga fácilmente, sobre todo cuando existe contacto íntimo con una persona infectada. Aunque se manifiesta más frecuentemente en niños menores de cinco años, la persona propensa puede estar expuesta a sufrirlos, de manera discontinua, toda la vida.
Calenturas o Herpes labial
Las calenturas pueden durar hasta tres semanas y los síntomas más reconocibles y comunes son comezón, hormigueo y ardor en los labios y en la zona próxima a la boca. Antes de la aparición de las ampollas, o brote, pueden presentarse otros síntomas, como dolor de garganta, anginas, fiebre, inflamación de los ganglios linfáticos o molestias al tragar. También pueden aparecer previamente sarpullidos en los labios, las encías, la boca y la garganta.
En realidad, ningún tratamiento médico es capaz de hacer desaparecer por completo del organismo los herpes, básicamente porque no se afronta el problema real que está en el origen, como veremos más adelante. Una vez en el organismo, el herpes permanecerá siempre, alternando fases de actividad –recidivas o brotes- con otras de inactividad. No obstante, la persona propensa a sufrir herpes debe tener siempre un cuidado especial para mantener limpia la parte infectada, tratando de tocar lo menos posible las zonas afectadas. Si no se observan estos cuidados higiénicos, pueden surgir complicaciones; no sólo retornan las molestas y dolorosas ampollas sino que el virus se extiende a otras zonas de la piel, pudiendo incluso generalizarse la infección. En este último caso, el riesgo puede llegar a ser mortal si tiene lugar en personas con un sistema inmunitario ya debilitado por otras enfermedades previas, como por ejemplo el cáncer. Por otra parte, cuando la extensión de la infección lleva el virus herpes a los ojos, se manifiesta una conjuntivitis de tipo ulceroso y puede llegar a provocar ceguera por cicatrices en la córnea.
Herpes genital
En los casos de herpes genital, en el hombre se observa una sensación de quemazón y dificultad para orinar, mientras que en la mujer se presenta una inflamación vulvo-vaginal y micciones dolorosas. En general, siempre que se presenta un herpes genital se recomienda evitar el contacto sexual tan pronto se manifiestan las primeras erupciones. Del mismo modo, cuando se trata de herpes labial o bucal es recomendable evitar el contacto directo con las personas infectadas hasta que las erupciones se hayan curado por completo.
Una forma de aliviar el dolor consiste en aplicar frío –hielo- o calor sobre las llagas. Además, es recomendable lavar con jabón antiséptico las áreas afectadas para evitar la posible extensión a otras zonas próximas.
Como hemos visto, para la medicina tradicional los herpes –bucales, labiales o genitales– son “casos perdidos” ya que se da por hecho y es comúnmente aceptado que la persona que los sufre está condenada a tenerlos periódicamente a lo largo de su vida. La medicina tradicional ofrece únicamente paliativos momentáneos y descarta –muchas veces incluso “desprecia”- cualquier otra forma de enfocar y comprender esta enfermedad.
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Descodificación biológica del herpes
Realizar una correcta descodificación biológica del herpes nos permitirá descubrir y situar el conflicto emocional que está detrás para así poder comprender y tomar conciencia de su sentido biológico. Comprender y tomar conciencia significa hacer consciente algo que antes ha sido inconsciente; entender y analizar la información que nuestro inconsciente nos envía a través de nuestra biología.
Podemos hacer una aproximación detallada en función de las principales zonas afectadas habitualmente por el virus herpes. Sabemos que detrás de todo problema relacionado con la piel –específicamente la epidermis, que es la capa afectada por los herpes– hay siempre conflictos de separación, de pérdida de contacto o de contacto insuficiente y poco placentero con seres queridos, con familiares, amigos, etc. Del mismo modo, los problemas que afectan a las mucosas también implican siempre conflictos de separación. Se trata siempre de situaciones normalmente vividas con angustia, miedo o tristeza. Los besos que anhelamos y no recibimos o que no podemos dar.
En el caso de la boca, se trata de conflictos que frecuentemente evidencian situaciones de desvalorización relacionadas con la expresión, con la comunicación. Puede ser el hecho de no sentirse escuchado, sentir que no se nos tiene en cuenta ni se cuenta con nuestros aportes u opiniones. También puede ser que no nos permitamos expresar algo que juzgamos incorrecto o que reprimamos nuestras palabras. Si nos fijamos en los labios –otra de las partes más afectadas por los herpes– debemos tomar en cuenta que puede tratarse también de palabras silenciadas e incluso de agresividad verbal voluntariamente retenida –precisamente en los labios-. En general, como vemos, subyace un rechazo a utilizar, digerir o expresar una idea, lo cual inevitablemente genera enfado, disgusto y temor. Como reacción a esta situación de rechazo, se puede generar un deseo reprimido de maldecir.
Por tanto, en los casos de herpes labial o bucal se pone de manifiesto un conflicto biológico relacionado con los besos que no se reciben o que no se pueden dar; conflicto, en definitiva, de separación vivida y sentida con vergüenza y mancillamiento. Conflictos de no poder besar o de no poder hacer o manifestar el amor. Hay siempre un trasfondo de enfado y disgusto; una falta de protección emocional.
Los casos de herpes genitales manifiestan conflictos de culpabilidad sexual, remordimientos y autocastigo basado, sobre todo, en creencias y valores culturales. Se vive la sexualidad como algo sucio y, por tanto, se genera un rechazo hacia todo lo relacionado con los órganos genitales. Muy a menudo, los herpes genitales ponen en evidencia un conflicto de ausencia total de contacto sexual o un deseo sexual de imposible realización con noción de suciedad y culpabilidad.
Biodescodificacion y bioneuroemocion para el herpes
Es preciso establecer que, si bien los síntomas y las zonas afectadas son similares, las aftas y los herpes bucales o calenturas son enfermedades distintas. Aftas y herpes bucales tienen distinto sentido biológico y, evidentemente, expresan distintos conflictos. Los herpes bucales se presentan en la parte exterior de los labios y son contagiosos, mientras que las aftas aparecen en la parte interior de los labios, en las mejillas, las encías o la lengua y nunca son contagiosas. Así como en las aftas hay que buscar principalmente, como conflicto programante, una separación prematura y abrupta del pecho materno en la primera infancia –de ahí la importancia de analizar a fondo el Proyecto Sentido de la persona-, los herpes bucales ponen de manifiesto un conflicto de separación de distinta naturaleza; vivido éste con vergüenza, suciedad y mancillamiento. Ahí radica la diferencia principal a la hora de descodificar biológicamente aftas bucales y herpes.
A diferencia de las personas propensas a tener aftas, las que sufren y padecen herpes deben analizar no sólo su Proyecto Sentido sino también su Transgeneracional porque ahí están las claves del origen u orígenes de los conflictos emocionales que somatizan de este modo. Con la comprensión y la toma conciencia de esos conflictos y circunstancias, la persona se liberará de esos programas inconcientes realizando los cambios precisos en su vida. Sólo así la descodificación biológica del herpes permitirá a la persona desactivar esos programas de forma completa y definitiva.
* Jesús Casla es autor de los libros: