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CONJUNTIVITIS Y BIODESCODIFICACIÓN: ENFADO Y FRUSTRACIÓN VISUAL

By 08/06/2016diciembre 26th, 2024No Comments

Jesús Casla 

Escritor, consultor, terapeuta y catedrático.

Descodificación Biológica – Biodescodificación,

Descodificación Transgeneracional

Hipnosis Regresiva Reparadora (HRR)®

Creador de la Descodificación Biológica Reparadora (DBR)®

Fundador de la Universidad Popular Jesús Casla (UPJC)

www.dbr-casla.com      www.jesuscasla.com          www.up-jesuscasla.com

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La conjuntivitis, a menudo denominada sencillamente “ojo rojo”, es la infección de la capa conjuntiva, o lo que es lo mismo: la  membrana mucosa transparente que recubre el interior de los párpados y que se extiende a la parte blanca del ojo, conocida como esclerótica. Cuando la conjuntiva se irrita, los vasos sanguíneos que la recorren se hacen más grandes. Esto da lugar a esa llamativa apariencia de “ojos rojos”, síntoma más evidente de la conjuntivitis. Con la conjuntivitis suelen aparecer lacrimeo constante y una mayor sensibilidad a la luz. Aunque no se presenta en todos los casos, es muy común también la aparición de legañas.  Otros signos característicos de la conjuntivitis son la visión borrosa, el picor y la sensación de tener arenilla en los ojos.

Según sea la causa, la medicina distingue varios tipos de conjuntivitis:

Vírica: es el tipo más frecuente. Suelen aparecer por contacto, normalmente por las manos o prendas de higiene personal como pañuelos o toallas. Resulta claramente identificable por el rápido enrojecimiento de los ojos, el lagrimeo y la aparición de costras amarillentas. Normalmente, esta conjuntivitis remite de forma espontánea; pero debe observarse su incidencia o reaparición porque en los casos más graves puede llegar a comprometer la correctamente conservación y funcionamiento de la córnea.

 Bacteriana: en este caso, es la presencia de bacterias la que provoca la infección en la zona del párpado y desencadena la aparición de los síntomas más habituales, como el ojo enrojecido, lagrimeo acusado y secreción de pus. Si la infección se prolonga o es muy recurrente, pueden llegar a congestionarse los senos paranasales o aumentar la mucosidad. Este tipo de conjuntivitis normalmente desaparece al cabo de una semana o diez días.

Alérgica: es estacional y no se presenta si la persona no es alérgica. Por tanto, la conjuntivitis alérgica es una reacción ante la presencia de un alérgeno. Sus signos más característicos son los picores y las legañas.

Por cuerpo extraño: los casos más habituales están provocados por el uso abusivo y continuado de lentes de contacto o por el incorrecto estado higiénico de las mismas. En este último caso, las lentes de contacto propician la aparición de una conjuntivitis vírica.

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Traumática: es el tipo más extraño de conjuntivitis. Los arañazos y las heridas que afectan al ojo o la zona del párpado, además de la conjuntivitis, pueden comprometer seriamente la capacidad de visión si la infección se complica o no es curada adecuadamente.

Como vemos, para la medicina clásica la conjuntivitis está causada por virus, alergias, productos químicos, deficiencias higiénicas, proliferación de hongos y parásitos, o por el uso inadecuado de lentes de contacto. Sin embargo, el análisis de cualquier síntoma o enfermedad desde la Descodificación Biológica o BioDescodificación no se limita a observar la manifestación última y visible del problema sino que se centra en la búsqueda del conflicto emocional oculto que provoca y alimenta el síntoma; es decir, el conflicto no resuelto que hace que nuestro inconsciente ponga en marcha un programa biológico de adaptación y supervivencia, comúnmente conocido como enfermedad. Las manifestaciones de nuestra biología no son más que avisos de nuestro inconsciente de que albergamos conflictos emocionales activos que no hemos podido o sabido  resolver o asimilar. Tomar conciencia de esto e identificar el conflicto latente supone el primer paso en el camino de la descodificación biológica del síntoma.

El inconsciente expresa en el cuerpo, a través de la biología, los conflictos emocionales no resueltos que nos han generado trauma, miedo, dolor.

La exposición posterior a circunstancias emocionales similares a las del primer trauma hará que nuestro inconsciente active de nuevo el aviso y recibamos la señal sintiendo aquellas mismas sensaciones. Este es un signo rotundo de que el conflicto sigue activo. De manera que es fundamental comprender el sentido biológico de cada síntoma, de cada información o aviso que nos envía nuestro inconsciente por medio de nuestra biología, para tomar conciencia de la naturaleza y detalle del conflicto latente.

En general, los problemas que afectan a los ojos o a la región ocular,

como es el caso de la conjuntivitis, ponen de manifiesto

nuestra actitud y sentir con respecto a lo que vemos

o con respecto a lo que nos gustaría ver y no vemos.

Cuando lo que presenciamos nos provoca miedo, disgusto o temor, nuestros ojos lo manifiestan con dolor o irritación. Los ojos representan nuestra capacidad de discernir con claridad aspectos de nuestra vida, tanto del pasado como del presente o del futuro. Si algo nos causa rabia o frustración, o hay algo que preferiríamos no ver, nuestros ojos enfermarán, se irritarán y, de ese modo, nuestro inconsciente nos avisa del problema que estamos viviendo. Cuando la irritación alcanza un grado mayor, por ejemplo cuando hay queratitis, el conflicto que expresamos en nuestros ojos es de ira extrema, incluso de una agresividad apenas contenida hacia otra persona o hacia una situación particularmente desagradable. Unos ojos enfermos siempre indican falta de amor y de afectividad; la negativa o incapacidad para mirar a los otros o afrontar aspectos y situaciones de la vida con amor.

Eso que nos negamos a ver o que nos disgusta puede estar en nosotros mismos o en nuestro entorno. El mero hecho de considerar que no podemos cambiar aquello que vemos y nos desagrada, activa el programa biológico que acabará dificultando de diversas maneras la visión. Es biológico y, por tanto, inconsciente. Es un mecanismo de protección ante todo lo que nos pueda causar miedo, dolor, pánico, vergüenza o irritación. En definitiva, la negativa o el deseo de no ver los hechos tal como se presentan ante nuestra mirada.

La conjuntivitis manifiesta, por tanto, un conflicto visual.

Unas veces, se tratará de un conflicto de separación por no tener cerca -al alcance de la vista- a una persona amada o a una persona necesaria o que nos infunde confianza para afrontar situaciones determinadas. La ausencia de esa persona nos causa dolor, inseguridad e impotencia. Otras veces, la conjuntivitis evidencia enfado y frustración porque no podemos evitar presenciar algo que nos duele. En estos casos, la conjuntivitis está asociada a frustraciones vividas con impotencia y con rabia. La persona que tiene conjuntivitis no se resigna, no acepta.

La descodificación biológica de la conjuntivitis nos aporta más datos para llegar al fondo del conflicto que está viviendo la persona. Cuando es sólo uno de los dos ojos el afectado o uno de ellos muestra más síntomas que el otro, debemos considerar que el ojo izquierdo representa lo que vemos de nosotros mismos. Por tanto, cuando la conjuntivitis afecta única o principalmente al ojo izquierdo es porque la persona que la sufre siente rabia, enfado, frustración o impotencia sobre algo de sí misma, ya sea su actitud o su propia imagen. Sin embargo, cuando el ojo afectado es el derecho es porque el conflicto procede de algo que vemos en el exterior y que nos causa enfado y frustración.

Por otra parte, las alteraciones en los párpados, siempre afectados cuando aparece la conjuntivitis, frecuentemente muestran conflictos inconscientes relacionados con nuestra propia identidad. También evidencian que sentimos como agresión algo que ocurre a nuestro alrededor. Esto suele ocurrir en personas muy sujetas a la influencia de los demás o de lo que ven; personas que no se permiten “cerrar sus párpados” o desconectar de eso que están viendo o de lo que otros les están mostrando.

A veces, las afecciones de los párpados también muestran

conflictos de enfado y frustración relacionados

con nuestros seres más próximos.

Quien sufre cualquier tipo de conjuntivitis tiene que analizar al detalle las situaciones y personas que forman parte de su entorno y de su vida habitualmente porque debe obtener la conclusión de  qué conflictos y contrariedades le causan, qué le gustaría ver y no ve, qué le disgusta de lo que ve, a quién le gustaría ver y no ve, qué le incomoda de su propia imagen o qué aspecto le causa irritación de las personas próximas. Es imprescindible que tome conciencia de qué situaciones o aspectos pueden estar alimentando su conjuntivitis. La toma de conciencia le permitirá contemplar esas mismas situaciones con un nivel de conciencia superior al haber hecho consciente el conflicto existente. Podrá comprender y podrá pasar a la acción sabiendo muy bien qué cambios puede y debe operar en su vida o en sus relaciones. De este modo, se liberará definitivamente de la conjuntivitis habiendo desactivado el conflicto emocional que estaba oculto.

 

Jesús Casla es autor de los libros: