Escritor, consultor, terapeuta y catedrático.
Descodificación Biológica – Biodescodificación,
Descodificación Transgeneracional
Hipnosis Regresiva Reparadora (HRR)®
Creador de la Descodificación Biológica Reparadora (DBR)®
Fundador de la Universidad Popular Jesús Casla (UPJC)
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La retención de líquido, o acumulación excesiva de líquido en los tejidos, es uno de los factores más habitualmente relacionados con el incremento de peso, la hinchazón en piernas y tobillos, o el aumento del perímetro abdominal. El líquido se acumula bajo la piel, en los tejidos que están fuera del sistema circulatorio, en el espacio intersticial, ofreciendo una apariencia de inflamación y una sensación de pesadez, habitualmente con pérdida de flexibilidad en las articulaciones y disminución de la orina.
En cada caso de sobrepeso se presentan conjuntamente
una excesiva acumulación de tejido graso,
por un lado, y retención de líquido, por otro.
El factor dominante es el que nos permitirá llevar a cabo una descodificación biológica correcta, identificando los matices emocionales que se están evidenciando; los conflictos emocionales que afronta la persona. Porque cualquier síntoma o malestar, como el sobrepeso, en general, y la retención de líquidos, en particular, es una advertencia, un mensaje de nuestro inconsciente a través de nuestra biología, poniendo de manifiesto que albergamos conflictos emocionales no resueltos o que estamos enfrentando situaciones traumáticas que requieren una reacción biológica, la adaptación ante un escenario nuevo e inesperado. Nuestro inconsciente registra y memoriza todo y es en él, por tanto, donde tendremos que buscar el para qué de sus advertencias, para así poder comprender el sentido del síntoma o malestar.
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Para cualquier organismo biológico la soledad atrae de inmediato la sensación de peligro y, de inmediato, se ponen en marcha programas de adaptación para afrontar y resolver esa situación imprevista; reacciones biológicas que obedecen al mandato de nuestro inconsciente para proporcionarnos una resolución sin pérdida de tiempo. En nuestra memoria biológica está registrado aún el peligro que supone la soledad, tener que enfrentar a solas los riesgos que se puedan presentar, alejados de la seguridad y el sentido de protección que nos proporciona el grupo, el clan. Si no contamos con ese colectivo que nos ampara, nos enfrentamos a la incertidumbre, al peligro, desconociendo cuánto tiempo tendremos que sobrevivir a solas. En esa situación de angustia, incertidumbre y soledad, nuestro inconsciente toma el mando y nos proporciona, de inmediato, una solución. Es así como la persona que se siente sola o abandonada, en peligro, con la sensación de no contar con nadie que le pueda rescatar, teniendo que resolver a solas cuanto pueda ocurrir, comienza a retener líquido en su organismo. Se obstruyen los túbulos colectores del riñón, lo que hace que se expulse menos orina y, por tanto, ahorre agua; medida biológica que tiene como propósito retener y dosificar el líquido que ya tiene en su organismo para garantizar una mayor capacidad de supervivencia, precisamente ante la incertidumbre de cuánto tiempo pueda transcurrir hasta la resolución de esa situación de soledad o abandono.
Es la necesidad suprema de sobrevivir la que pone en marcha
la retención de líquido, reteniendo el sobrante que,
en condiciones normales, sería evacuado por medio de la orina.
Asimismo, desciende el nivel de cortisol, hormona esteroidea que se libera como respuesta al estrés para incrementar el nivel de azúcar en la sangre (glucemia), por lo que la persona sentirá cansancio. En plena naturaleza, ante una situación de abandono y desorientación, la disminución del nivel de cortisol y el cansancio impiden a la persona alejarse del lugar en el que fue vista por los suyos por última vez, porque si siguiera avanzando y se adentrara en territorio desconocido no sólo podría encontrar nuevos peligros, sino que resultaría más difícil que los suyos la encontraran cuando emprendieran su búsqueda. La persona que retiene líquido en su organismo se siente sola, abandonada; pero no tanto en el sentido físico como en el sentido social, es decir, la sensación de soledad que emerge de la incomprensión, de no sentirse considerada, apoyada y tenida en cuenta. El ser humano es eminentemente social, por lo que el contacto y la interacción con los otros es un aspecto crucial de su vida. Necesita ese contacto y esa presencia para vivir. Por eso la sensación de soledad o abandono no sólo surge cuando ésta es real (física), sino sobre todo cuando es emocional, cuando, a pesar de estar probablemente rodeados de otros, nos sentimos solos, incomprendidos. La persona se sienta distinta, como si de pronto surgieran barreras que dificultan la comunicación, obstáculos que le separan de quienes estén a su lado o de las personas que considera importantes en su vida.
Se siente, en definitiva, sola, desamparada e incomprendida.
Se encuentra confusa y abatida; pero también desorientada ante esa sensación de lejanía emocional, más que física, con los suyos, por lo que su inconsciente reacciona y su organismo comienza a retener líquido. Para nuestra memoria biológica, los líquidos siguen representando nuestros referentes desde que, en un momento determinado de la evolución, dejamos atrás el medio acuático; salimos del agua, que hasta entonces era nuestro medio de referencia, y nos adentramos en el ambiente terrestre. La exploración de ese medio inhóspito requería tomar previsiones ante la posible desorientación y los peligros potenciales que podían surgir. Dosificamos y retenemos líquido para aumentar nuestras posibilidades de supervivencia si de pronto nos encontramos abandonados y desorientados, fuera de nuestros escenarios habituales y de nuestra zona de confort; cuando nos invade la inquietud y la incertidumbre ante el porvenir o ante circunstancias imprevistas para las que carecemos de referentes o experiencias que nos permitan afrontar y resolver de inmediato la situación.
Cuando nos sentimos desorientados, sin referentes válidos que
nos sirvan de ancla, surge la sensación de bloqueo,
la frustración de no encontrar la solución o la vía de salida.
Las ideas irrumpen, pero rápidamente se atascan sin llegar a proporcionar una visión nítida de cómo proceder o cómo solventar la tesitura. La persona se ve inmersa en un círculo vicioso del que no sabe cómo salir porque cuanto mayor es su sensación de bloqueo mayor es su frustración y menor su capacidad para encontrar una solución o para tomar decisiones.Las personas con un sobrepeso en el que la retención de líquido es el factor predominante no sólo se sienten solas, abandonadas e incomprendidas; también se sienten estancadas, atrapadas. Toda retención de líquido expresa un bloqueo emocional. La persona afectada no confía en sus propias capacidades; pone toda su atención en supuestas limitaciones nacidas de experiencias previas que, con el transcurso del tiempo, se han convertido en sus creencias. Debe, por tanto, recuperar su propio poder y la confianza en sí misma, dejar de nutrirse de ese pasado que distorsiona y limita la visión y gestión del momento presente.
Jesús Casla es autor de los libros: