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PLACENTA PREVIA: ANHELO MATERNO DE PROTEGER AL FETO, Jesús Casla

By 12/02/2019diciembre 26th, 2024No Comments

Jesús Casla 

Escritor, consultor, terapeuta y catedrático.

Descodificación Biológica – Biodescodificación,

Descodificación Transgeneracional

Hipnosis Regresiva Reparadora (HRR)®

Creador de la Descodificación Biológica Reparadora (DBR)®

Fundador de la Universidad Popular Jesús Casla (UPJC)

www.dbr-casla.com      www.jesuscasla.com          www.up-jesuscasla.com

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La placenta es un órgano esencial para la evolución y protección del mismo. Comienza a formarse cuando el embrión se implanta en la pared del útero, aproximadamente una semana después de la fecundación, y evoluciona hasta quedar completamente formada en torno al tercer o cuarto mes de embarazo. Está unida al cordón umbilical y se implanta habitualmente en la cara anterior o posterior del útero, dejando libre el cuello uterino.

La placenta relaciona a la madre con el bebé para satisfacer las necesidades de respiración, nutrición y excreción de este último durante la gestación.

Cumple un cometido de transferencia porque a través de ella la madre proporciona al feto nutrientes, oxígeno y agua. Por su parte, el feto cede a la madre el dióxido de carbono procedente de la respiración, que pasa al torrente sanguíneo de ella para su eliminación a través de los riñones.

Este órgano tiene también una función endocrina, elaborando las hormonas polipeptídicas y las hormonas esteroideas. Entre las primeras, la más importante es la gonadotropina coriónica humana, que es la que permite que el embarazo siga delante, y la lactógeno placentario humano, cuya intervención es esencial para que se produzcan diversos cambios somáticos en el cuerpo de la madre, como el desarrollo de las mamas. Entre las hormonas esteroideas, la placenta produce la progesterona, que favorece el desarrollo y crecimiento del embrión-feto y adapta el metabolismo de la madre a las necesidades del hijo que crece en su interior. También sintetiza estrógenos, cuya presencia es crucial para la implantación del embrión y el desarrollo mamario.

La ubicación de la placenta, junto la forma y el momento en que se desprende del útero, pone de manifiesto estados emocionales de la madre, así como la posible existencia de memorias transgeneracionales plenamente vigentes en el inconsciente familiar.

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La placenta previa  es una complicación que se produce aproximadamente en uno de cada doscientos embarazos cuando la placenta, adherida a la pared del útero mediante vasos sanguíneos, se sitúa muy próxima al cuello del útero o directamente sobre él, obstruyendo total o parcialmente su abertura. Según sea el grado de obstrucción del cuello uterino, podemos distinguir varios tipos de placenta previa:

  • Placenta previa total: cuando el cuello del útero resulta completamente bloqueado.
  • Placenta previa parcial:si el cuello del útero queda cubierto sólo parcialmente.
  • Placenta previa marginal: aunque la placenta se sitúa al borde del cérvix, éste no se encuentra obstruido.

Es frecuente observar una placenta previa en la primera mitad del embarazo; pero, a medida que va creciendo el útero para dar cabida al feto en desarrollo, habitualmente ésta se va desplazando de forma natural y gradual hacia la parte superior de la matriz, dejando así libre el acceso al cuello del útero para que, llegado el momento, el feto pueda introducirse en el canal del parto.

El síntoma más común de la placenta previa es el sangrado vaginal

o metrorragia, que suele ser indoloro.

Ante la imposibilidad de corregir la posición de la placenta, lo más aconsejable es prolongar el embarazo tanto como resulte posible para que el bebé complete su desarrollo. No obstante, si cuando se aproxima el momento del parto la placenta se encuentra aún próxima al cuello uterino, obstruyendo parcial o totalmente el acceso al canal del parto, se suele optar por practicar una cesárea ante el alto riesgo de que la madre sufra hemorragias severas al dar a luz.

La placenta previa  representa un obstáculo biológico, una barrera.

Se trata de una respuesta inconsciente de la madre para impedir el contacto íntimo del macho o pareja durante el embarazo y así poder enfocar toda su atención en el hijo. Hay, por tanto, un anhelo de proteger al pequeño que anida en su vientre de la intrusión del padre. Esta situación vivida por la madre respecto al padre del hijo puede traducirse más tarde en una mala relación entre el padre y el hijo. En primer lugar, porque el hijo ha recibido a través de la madre no sólo el rechazo a la intrusión del padre sino también el peligro y quizá incluso la violencia que las acometidas del falo paterno representaban cuando él se encontraba en el útero materno. En segundo lugar, porque el padre posiblemente se ha sentido postergado a causa del protagonismo que el hijo recibía de la madre.

Son frecuentes las memorias transgeneracionales  en los casos de placenta previa;

mujeres del clan que han sido violadas o se han visto

forzadas a mantener relaciones dentro del matrimonio

mientras estaban embarazadas,

memorias de las que todas las mujeres del clan son partícipes a través del inconsciente familiar. Vinculadas a esas experiencias traumáticas, la placenta previa es una respuesta biológica para impedir la penetración y la violación; una tentativa para proteger al feto. También es frecuente la memoria de abortos previos, tanto si los han sufrido otras mujeres del clan en las generaciones anteriores como si esos embarazos fallidos forman parte de la historia de la propia mujer que sufre placenta previa. Cuando hace referencia a embarazos precedentes que no han llegado a término, la placenta previa supone un intento de retener al feto, bloqueando su salida del útero para impedir una nueva pérdida.

La placenta previa también puede desvelar el deseo materno de obstaculizar la salida del útero para seguir alimentando y protegiendo al hijo en su interior durante más tiempo, probablemente porque alberga dudas sobre su capacidad para llevar adelante, de manera adecuada, su función materna, o por la existencia en el inconsciente familiar de la memoria de niños que murieron prematuramente. Desvalorización y temor de la madre referidos siempre al escenario familiar y afectivo al que ella pertenece. Quizá porque se siente sola, incomprendida e insegura frente a la responsabilidad de tener que cargar sobre sus espaldas con el hijo que llega y tener que afrontar a solas todos los cambios que eso conlleva.

 

Jesús Casla es autor de los libros: