Bioneuroemoción

CISTITIS – INFECCIÓN DE ORINA: MARCADO Y ORGANIZACIÓN DE TERRITORIO

By 02/11/2015septiembre 20th, 2024No Comments

Por Jesús Casla

BioNeuroEmoción     BioDescodificación     Descodificación Biológica   

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En las distintas etapas de la escala evolutiva, cada organismo, cada ser vivo, busca adaptarse a las circunstancias imperantes. En los primeros estadios evolutivos, las necesidades básicas son asegurarse la supervivencia, la protección – defensa y la capacidad de movimiento que permita esos objetivos. Los organismos más desarrollados deben hacer frente a otras necesidades nuevas, básicamente derivadas de la convivencia y relación con sus semejantes. No cabe duda que el hombre es, ante todo, un ente social inconcebible al margen de los distintos medios en los que está integrado y en los que se desarrolla: familia, amigos, trabajo, sociedad, etc. El aspecto social es inherente al ser humano. Sin él estaría incompleto.

Las carencias que afectan al ser humano en esa necesidad de relación (miedo, amenaza, marcado o pérdida territorial) se manifiestan como síntomas en una serie de órganos muy concretos; síntomas que evidencian precisamente la existencia de conflictos inconscientes de esa naturaleza que no han sido asumidos o satisfactoriamente gestionados. Los tejidos y órganos implicados en estas sintomatologías son los pertenecientes a la cuarta capa embrionaria, el ectodermo, regidos por el neocórtex, el cerebro racional, la parte más reciente y sofisticada del cerebro.

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La cistitis evidencia en el hombre deseo de marcar el territorio y en la mujer, de organizarlo.

La cistitis, o infección de orina, es una manifestación biológica de este tipo de conflictos . Del griego kisty (vejiga) y del sufijo -itis se obtiene la traducción literal de cistitis: inflamación de la vejiga de la orina. Esta inflamación puede ser aguda o crónica, con o sin infección, según los casos.

En la medicina occidental se explica la cistitis por la invasión de microorganismos en el tracto urinario, ya sea por las propias vías urinarias (pene o uretra) o por el flujo sanguíneo, afectando en este caso a los riñones.

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Las infecciones urinarias son más habituales entre las mujeres, especialmente entre las que se encuentran en edad fértil. Se calcula que aproximadamente un 40 % de ellas sufre a lo largo de su vida algún tipo de infección urinaria, porcentaje que alcanza al 60 % durante los meses de embarazo. En cambio, las infecciones de orina son bastante menos frecuentes en los hombres, si bien el riesgo se incrementa con la edad paralelamente al surgimiento de problemas de próstata.

Los síntomas más habituales de la cistitis son el notable aumento en la frecuencia de las micciones (polaquiuria), dolor intenso en la región suprapúbica (sobre la vejiga), ardor y dificultad al orinar (incluso después) y enrojecimiento de la vulva y picor vaginal en las mujeres. Generalmente, la cistitis va acompañada de fiebre que puede llegar a sobrepasar los 38 °C. Cuando la fiebre se presenta con escalofríos es porque la infección se ha extendido hasta los riñones. La infección de orina también puede provocar la presencia de orina turbia, bien por piuria (aumento de los leucocitos en la orina) o hematuria (presencia de hematíes en la orina), generalmente acompañada de mal olor. La cistitis también puede ir acompañada de vómitos y náuseas, así como de dolor en el costado o espalda, lo que indica, al igual que los escalofríos, la presencia de infección en los riñones.

En el caso de los niños, los síntomas se presentan de manera imprecisa como debilidad generalizada, falta de apetito o vómitos. Generalmente, el niño se vuelve más irritable y puede llegar a sufrir alteraciones en su desarrollo.

Una vez expuesta la definición, causas y síntomas de la cistitis según la medicina occidental, volvemos a la interpretación que de ella hacemos en BioNeuroEmoción – Descodificación Biológica.

Desde la biología, todos los síntomas relacionados con la vejiga guardan una relación directa con conflictos de marcado, pérdida u organización del territorio. Concretamente, el sentido biológico de la cistitis (el para qué de la infección de orina) es producir más orina para poder marcar más y mejor el territorio. Es biológico. Aunque vivimos desconectados de nuestra biología, ésta nos muestra con cada síntoma, y la cistitis no es una excepción, desde luego, nuestras necesidades primarias en respuesta a memorias milenarias de adaptación y supervivencia. Precisamente, esas memorias ancestrales son las que ponen de manifiesto que hombres y mujeres estamos programados de distinta manera desde el punto de vista biológico. Si, como hemos visto, la cistitis manifiesta un conflicto de territorio, en el caso de los hombres se refiere concretamente a no poder marcar el territorio, mientras que en las mujeres expresa la imposibilidad de organizar el territorio, el nido, el hábitat, generalmente el hogar.

Ancestral y arcaica, la necesidad de marcar el territorio es una respuesta biológica. En este sentido, el hombre actúa del mismo modo que los animales en la naturaleza. Inconscientemente, cuando orina marca su territorio. Así, se siente firme y seguro en “su” casa, dentro de “su” espacio y extiende esa seguridad a los suyos, a su clan. Subyace, por tanto, la intención de abarcar una mayor extensión de control y de dominio. Cuando se vive en masculino, el conflicto que se expresa en nuestro cuerpo como cistitis afecta a la vejiga con el sentido biológico de poder marcar más territorio y con más fuerza.

Cuando este conflicto es vivido por una mujer diestra también estará afectada su vejiga; sin embargo el resentir será de no poder organizarse en “su” territorio. Biológicamente, así como el hombre está programado para ser proveedor y, por tanto, necesita establecer los límites de su área de control e influencia, la mujer no tiene esa necesidad de marcar el territorio. Su función no es defender los límites territoriales sino organizar el interior del territorio. En cambio, una mujer zurda vivirá el conflicto como un hombre, con un claro anhelo de marcar el territorio, los límites de “su” espacio.

En una situación de conflicto (amenaza, miedo o posibilidad de pérdida territorial), el hombre puede sentir una necesidad incrementada de marcar su territorio, de poner su marca, su firma; dejar su impronta y que ésta sea manifiesta como medida para ahuyentar y vencer el peligro. Su biología inflamará la vejiga para poder depositar más marcas en su territorio. Por el contrario, la biología de la mujer desencadenará el mismo proceso cuando ésta sienta que alguien o algo la impide o condiciona para organizar el territorio (hogar) a su manera, sin importar que los límites del mismo estén marcados por el macho, su pareja.

En terapia, estas interpretaciones y matices son básicos para realizar con éxito la descodificación biológica de la infección de orina o cistitis. Sólo desde la búsqueda y localización del conflicto territorial que subyace cuando se presenta esta enfermedad es posible proceder a su correcta descodificación y, por ende, a la curación definitiva. Para localizar la emoción oculta generadora del conflicto y hacer consciente lo inconsciente resulta imprescindible averiguar la relación de la persona con el territorio, cómo lo vive, cómo lo siente, qué ingerencias puede sentir o detectar, si siente la libertad necesaria para organizarlo a su manera, etc. Todo ello sin perder de vista que, en ocasiones, por el grado de familiaridad e implicación, el inconsciente de la persona que tiene cistitis puede estar identificando como “su” territorio ámbitos como el trabajo, el núcleo de amigos, el club, etc., desencadenando la misma respuesta biológica que si se tratara del territorio real.

La persona que padece cistitis siente una frustración inconsciente ante las emociones que están en el origen del conflicto y precisamente esa desorientación hace que no asimile adecuadamente los acontecimientos. La persona con cistitis espera demasiado de los demás; pero es imprescindible que tome conciencia de que ha llegado el momento de hacerse responsable de lo que siente; de que sólo ella misma puede gestionar las propias emociones, no los demás.

* Jesús Casla es autor de los libros: